El renacimiento de la energía nuclear: vuelven a encender los reactores

La energía nuclear parece estar renaciendo. Hasta hace muy poco la perseguían los fantasmas del retroceso, el estigma de los accidente y los costos de inversión, pero vuelve a colocarse en el centro de un sistema energético limpio, seguro y estable.

Mientras el mundo desea al mismo tiempo reducir la dependencia de los combustibles fósiles y asegurar el suministro eléctrico, la energía nuclear ocupa un papel central.

En los últimos 10 años, los gobiernos y los fondos de inversión han reconocido que las fuentes solar o eólica tienen intermitencias y que no permiten atender las necesidades globales, mientras la energía nuclear, al generar energía de base sin emisiones de carbono y con alta densidad energética, complementa a las renovables y contribuye a la estabilidad de los sistemas eléctricos.

Según la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), más de 20 países planean expandir o reactivar sus programas nucleares, y se estima que la capacidad instalada podría duplicarse hacia 2050, aportando cerca del 10% de la electricidad global. Esta tendencia se ha acelerado por tres razones que operan en simultáneo: la transición energética y la descarbonización, la innovación tecnológica y la revalorización geopolítica de la seguridad energética.

Energía limpia y confiable

El primer motor de este nuevo impulso de la energía nuclear es su contribución a la descarbonización. A diferencia de los combustibles fósiles, las centrales nucleares no emiten gases de efecto invernadero durante su operación. Esto las convierte en una herramienta indispensable para alcanzar los objetivos de “cero emisiones netas” hacia 2050.

Los nuevos desarrollos tecnológicos, como los reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), permiten reducir costos, tiempos de construcción y riesgos, haciendo viable la expansión nuclear incluso en mercados emergentes. Además, la fusión nuclear, aún en fase experimental, promete una fuente de energía sin residuos radiactivos de larga vida.

Un cambio de paradigma

El avance en ingeniería nuclear está transformando la industria. GE Vernova, una de las compañías líderes del sector energético global, integra en su división Power tecnologías de gas, hidroeléctrica y nuclear, con foco en la digitalización de redes y electrificación industrial.

Según el informe de Morningstar de octubre de 2025, GE Vernova reportó ingresos de 37,000 mil millones de dólares y mantiene un volumen de capacidad de generación contratado de 70 gigavatios en generación despachable, que incluye turbinas de gas y nuclear, lo que le garantiza más de tres años de actividad.

Seguridad e independencia energética

La invasión rusa a Ucrania y la volatilidad del mercado del gas natural reforzaron la necesidad de diversificar las fuentes energéticas. En este contexto, la energía nuclear gana peso como instrumento de soberanía energética y de protección frente a shocks de precios.

Un caso emblemático es Brookfield Renewable Partners (BEP), que a través de su participación en Westinghouse Electric se posiciona directamente en el resurgimiento nuclear.

Volviendo al reciente informe de Morningstar, el gobierno estadounidense comprometió 80,000 mil millones de dólares para la construcción de nuevos reactores Westinghouse AP1000, lo que podría significar un fuerte impulso en ingresos futuros para ambas compañías. Brookfield estima que su participación en Westinghouse representa alrededor del 7% de su EBITDA.

Aunque tradicionalmente asociada a energías renovables como la hidráulica, eólica y solar, la firma reconoce que el apoyo de políticas públicas es clave para consolidar un “renacimiento nuclear” sostenible, en el que la colaboración público-privada desempeñará un papel decisivo.

El insumo estratégico: el uranio

En el centro de esta megatendencia está el uranio, el mineral indispensable para alimentar los reactores. Su precio, que rondaba los 20 dólares por libra en 2016, superó los 80 dólares en 2024, impulsado por el aumento de la demanda de utilities y la limitada oferta minera.

Aunque históricamente el sector sufrió decenios de precios deprimidos tras el accidente de Fukushima, la producción de energía nuclear está lista para capturar la reactivación global.

Un nuevo equilibrio entre sostenibilidad y seguridad

El debate sobre la energía nuclear evoluciona desde el temor hacia una mirada pragmática. La prioridad climática, la estabilidad del sistema y el acceso a energía asequible convergen en un consenso creciente: sin el desarrollo del sector nuclear, no hay transición energética viable.

Aun con desafíos regulatorios y sociales, los avances tecnológicos y la reducción de costos de capital están redefiniendo la ecuación riesgo-retorno del sector. Las empresas vinculadas a esta cadena –desde productores de uranio hasta proveedores de tecnología e infraestructura– se perfilan como protagonistas de una megatendencia que podría extenderse por décadas.

Apenas el 20 de noviembre de 2025, Japón dio un paso importante en la reactivación de la generación de energía nuclear: el gobernador de la provincia japonesa de Niigata, Hideyo Hanazumi, dio luz verde a la reactivación de la central nuclear más grande del mundo, un paso clave en el proceso de su vuelta a la operatividad nuclear del país asiático.

La planta de Kashiwazaki-Kariwa fue paralizada, como los demás reactores del país, tras el desastre de Fukushima en 2011.

Hanazumi dijo en una conferencia de prensa que había aprobado la reanudación de las operaciones de la central, que ahora necesitará la autorización definitiva del organismo regulador nuclear del país.

Japón camina hacia la reactivación de la energía atómica, en la búsqueda de reducir su dependencia de los combustibles fósiles importados.

Kashiwazaki-Kariwa será la primera que la empresa operadora de Fukushima, Tepco, ponga de nuevo en operación tras el desastre.

(Con información de Cohen Perspectivas y Morningstar)